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Noticia: Un rescate imposible
«Iñaki era rubio, guapo y simpático. Tenía una sonrisa franca y se ganaba el corazón de la gente con sencillez y facilidad, en poco rato y sin esfuerzo...». Leer estas palabras y humedecérseme los ojos era todo uno. Y sólo era el comienzo. El prólogo escrito por Pablo Ochoa de Olza, el hermano de Iñaki, protagonista del libro 'Los catorce de Iñaki' escrito por su amigo personal Jorge Nagore, da paso, como reza el subtítulo del mismo, a una crónica del extraordinario intento de rescate del himalayista Ochoa de Olza en el Annapurna.
Más de 240 páginas de estrés literario que nos sitúa a los lectores en un escenario donde nos cuenta una dura historia que nunca hubiésemos querido leer, a través de una minuciosa escritura a cargo de Nagore y dolorosa lectura. Porque quienes conocimos a Iñaki pensamos que aquello nunca debió haber ocurrido. Pero ocurrió.
«Me secaba los ojos»
El veterano alpinista navarro Gregorio Ariz, amigo de Iñaki, comentaba a DV que «he leído el libro Los 14 de Iñaki arropado por la olas a cero metros, que es donde comienzan a medirse las montañas. Lo he hecho de un tirón, reposadamente y con alguna parada para secarme los ojos». Y también dice que ocupará un lugar privilegiado en su casa. «Mi biblioteca está llena de libros de montaña y se hace difícil clasificarlos por orden de interés, pero no cabe duda de que si algún día se me ocurre hacerlo, lo tendré que poner entre los primeros de la fila».
Gregorio Ariz recomienda a todo el mundo lo que acaba de leer. «Todos sabemos cómo ocurrieron los hechos y de qué manera en solo cinco días se concentraron en las laderas del Annapurna tanta energía empujada por la esperanza de lo imposible. Seguimos los acontecimientos a través del teléfono y los medios de comunicación con la ilusión puesta en el milagro, que al final no pudo ser. Este libro no es sólo para montañeros, es para todo el mundo». Finalmente Ariz resaltaba del libro «su lectura no contiene el morbo que podría haber acompañado a los hechos. Está escrito desde el lado positivo de la vida y en él palpitan danzando como genios los ideales más alentadores. En este caso, rinde homenaje al protagonista ya que Iñaki era pura vida».
SOS Himalaya
Jorge Nagore, amigo del alpinista navarro Iñaki Otxoa de Olza, fallecido hace cuatro años en el Annapurna, describe con una exquisitez extrema el rescate que finalmente no pudo ser. Jorge, como él mismo indica, ha tratado de recoger en las páginas de 'Los catorce de Iñaki', «todo lo bueno de lo que son capaces las personas cuando las situaciones límite lo requieren». Con el rescate, convertido en imposible, se volcó y se involucró muchísima gente arriesgando su vida para salvarle. Todo fue en vano, pero no cayó en saco roto el intento porque se demostraron los valores humanos en la lucha por salvar una vida. Cierra este trágico relato que encoge el corazón un epílogo de otro amigo de Iñaki, Koldo Aldaz, quien refiriéndose a Iñaki ya difunto le dice «que la diosa de la abundancia, Annapurna, te conserve intacto hasta que volvamos a vernos...».
El libro, que una vez empezado no puedes parar de leer, es «una extraordinaria historia de solidaridad impulsada por el impacto que Iñaki Ochoa de Olza causó en cuantos le conocieron durante una vida plena, feliz y propia por la que peleó hasta el último instante». La recaudación de la venta del libro, editado por Saga Editorial de Barcelona, irá destinada a la Fundación SOS Himalaya, un proyecto del propio Iñaki.
Cinco días de mayo
El 19 de mayo de 2008 comenzó todo. Tras abandonar el intento al Annapurna y alcanzar de nuevo el campo IV, Iñaki Ochoa de Olza se encuentra mal. Su compañero de cordada, Horia Colibasanu, enciende la mecha de lo que a la postre sería un rescate imposible. Un contingente más que nutrido de gente en Pamplona y Nepal y alpinistas en el Himalaya y otros países del mundo, se movilizan luchando contra el tiempo para ganar la batalla y culminar con éxito el rescate de Iñaki.
La coordinación del equipo fue absoluta, la entrega de los implicados fue total, pero Iñaki, después de luchar por sobrevivir, porque era un luchador nato, dijo basta y murió allí arriba a 7.400 metros en el Annapurna. La llama de la vida se le apagó. Fue el 23 de mayo de 2008. Fueron cinco agotadores días, cinco agónicas jornadas, de estrés, extenuación. También cinco días de esperanza. El 19 de mayo de 2008 comenzó todo. El 23 de mayo de 2008 se acabó. Cinco días de mayo...
 
Fuente: diariovasco.com